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Sarteano, entorno al castillo, un concentrado de virtudes

Es normal que Sarteano sea considerada, como otras ciudades de la Val di Chiana, un lugar ideal para vivir. Cerca de la autopista pero lejos del resto del mundo, esta ciudad combina belleza y vivacidad, oportunidades de socialización pero también tranquilidad. Su patrimonio cultural hace el resto. Está vinculada a Francesco Todeschini Piccolomini o Pío III, el sobrino del Papa Pio II, que nació aquí. Fue él quien hizo construir la iglesia de San Francesco en 1480, con una fachada que lleva el escudo de la familia y recuerda la de la catedral de Pienza. Pero hay muchos otros, los “emblemas” del territorio. Basta pensar en la tumba etrusca de la Quadriga infernale, descubierta recientemente, visitable, pero en cualquier caso reproducida en el museo arqueológico local. Otra obra maestra es la Annunciazione del Beccafumi, hoy conservada en la iglesia de San Martino en un agujero. El elemento dominante sigue siendo el castillo. De las cuatro antiguas murallas, la construida por la República de Siena en el siglo XV permanece intacta, junto con una reconstrucción que la convierte en una estructura imponente y, al mismo tiempo, elegante. Las primeras noticias sobre el castillo se remontan a 1038. Fue a partir de 1379 cuando Sarteano y su encofrado se unieron en una sociedad limitada con Siena. Dada su importancia estratégica, en una posición fronteriza, el castillo sufrió, pero también mantuvo sus propios y numerosos asedios, incluyendo el de Cesare Borgia en 1503.

Para completar el cuadro, las tumbas etruscas y una antigua vía hueca, los restos de una villa romana, los manantiales benéficos, la biodiversidad que encuentra su mayor expresión en un hayal que es el “hallazgo” viviente de una glaciación. Los paisajes que se asoman a Umbria, el valle de la Chiana, el Monte Cetona y el Valle de Orcia, hacen el resto, en un lugar que condensa casi todas las cualidades de la Toscana.
 

Profundización

Centro de cierta importancia desde la antigüedad (no es de extrañar que aún sean visibles los restos de una villa romana), vinculado a Chiusi, incluso antes del año 1000 es un feudo de los Manenti, a los que permaneció vinculado hasta 1280. Luego pasó a las repúblicas de Orvieto y Perugia, para incorporarse al territorio sienés (1370) con un pacto federativo, que dejaba una gran autonomía. La zona cercana se vuelve escarpada, hacia las laderas de Cetona, pero regala panoramas impresionantes.

De Sarteano pasó una “vía traversa”, que unía la Francigena con la Teutónica, dos redes de carreteras fundamentales, hace siglos. La presencia de la antigua abadía de Spineta testifica la importancia de este subterfugio. Y como si algo faltara en este fascinante lugar, aquí están las aguas termominerales, con propiedades curativas, ahora disponibles en un gran parque de piscinas, con un camping.

Experiencias a vivir

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